2.-El Emperador Romano
“Nadie
puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.”
Recuerdo
claramente mis primeros días como abogado, había una gran incertidumbre en mi,
por primera vez en mi vida me sentía inseguro, asimilo graduarse de abogado al
hecho de que te den unos guantes de boxeo, y te pidan pelear con cualquiera que
salga al ruedo, ya que se supone que la Universidad te preparó para ello, cosa
que no es para nada cierta, entonces te toca agarrar esos guantes y ver cuál
será tu próximo contrincante y a echarle piernas, pero de repente es una
persona que tiene muchas peleas ganadas y eventualmente podrá intimidarte al
principio, por el hecho de que es algo nuevo para ti, es decir, tú conoce las
leyes, pero no conoces el ring, y tu oponente por lo general conoce cada
centímetro, y se siente como un emperador romano muy seguro de sí mismo y de
poder ganarte sin ningún problema.
Mi
primer caso como abogado me lo dio un buen amigo, que prácticamente se había
rendido y pensaba que nunca iba a cobrar una deuda, resulta que había estado
peleando por años pero no había podido hacer efectivo el cobro de su dinero,
así pues, desde su punto de vista ya no tenía nada que perder y mucho que
ganar, pero no estaba dispuesto a seguir pagando abogados para recuperar ese
dinero, así que hizo un trato conmigo que consistía en que yo trataría de
recuperar su dinero y a cambio él me daría un porcentaje de lo recuperado,
entonces me puse los guantes y salí a buscar mi contrincante, resultó que era
un emperador romano, un personaje muy trajeado, con prendas llamativas,
profesor de una universidad importante, y había escrito varios libros de
derecho, y me miraba como una gallinita que estaba entrando en su corral y él
era el jefe.
Debo
confesar que al principio tuve mis dudas sobre si lograría recuperar el dinero
o no, pero igual no tenía nada que perder y como ya dije mucho que ganar,
entonces tome una decisión y me propuse a mí mismo dejar de mirar el traje, las
prendas y todo lo demás lujos y buscar una estrategia para qué este señor
hiciera un acuerdo conmigo, lo curioso del caso es que no fue muy difícil
llegar a un trato con él, en realidad lo más difícil fue sonreír a sus
arrogantes palabras, ya que siempre traían un sarcasmo oculto, pero llegó un
punto en que Yo estaba tan concentrado en el acuerdo que dejó de importarme eso
y al final obtuve un trato justo para mi cliente, y hoy día 10 años después
sigue siendo mi cliente porque se fomentó la confianza cuando la demostré que
era capaz de lidiar con cualquier contrincante independientemente si era o no
un emperador romano.
Tal como un salón de clase, encontrarás todo
tipo de personalidades en tu ejercicio, pero sobre todo encontrarás, muchos
emperadores romanos, tratarán de intimidante, de minimizarte, de hacerte dudar
de tus propios conocimientos, pero hoy puedo decirte la verdad de estos
emperadores, según mi experiencia, la mayoría de ellos utiliza la arrogancia,
el despotismo y el denigrar como un escudo, pero una vez quitada esa
parafernalia, entonces son vulnerables por su propia arrogancia, sé por
experiencia que mientras más arrogante es el abogado, pues mejor porque
desestima la fuerza del oponente, entonces haz caso omiso de este tipo de
abogados y concéntrate en hacer tu trabajo bien, muy pronto encontrarás que no
hay abogados buenos y abogados malos,
hay abogados con razón y abogados sin razón, y eventualmente el que tiene la
razón ganará ya sea que lleve traje al tribunal o no lo lleve.
Alguna
vez leí en un libro, que las estadísticas han demostrado que en la india, los
tigres de bengala cazan y comen mayor cantidad de pavos reales machos que pavos
reales hembra, ¿sabes por qué?, pues muy sencillo recuerda el pavo real macho
ostenta unas plumas muy coloridas, motivo por el cual los tigres pueden verles
mejor, y de allí que qué atrapen a los machos, con mayor facilidad que a las
hembras, entonces, ¿en que quieres convertirte tú?, en pavo real macho o en
pavo real hembra, yo particularmente prefiero ser el tigre que los atrape a
ambos, pero sin duda alguna disfruto mucho más cuando atrapó a un pavo real
macho o emperador romano.
Seguro
que has visto la película llamada “El patriota”, protagonizada por el Mel
Gibson, yo la he visto cerca de 10 veces o más, y siempre la disfruto ya que en
parte el mensaje que conlleva la misma, es para mí muy significativo, y es que
el general inglés termina derrotado por la milicia minoritaria con motivo de su
propia arrogancia, que no le permite tomar las decisiones correctas a pesar de
tener una mente brillante para el arte de la guerra, algo similar pasa con los
abogados del tipo emperador romano, con frecuencia su propia arrogancia no les
deja ver que están equivocados, estoy seguro, de que si hacemos una estadística
real de sus casos encontraremos que la mayoría han perdido más casos de los que
dejan ver, así pues, que no te intimiden, déjales conocer tu pretensión bien
fundamentada en derecho y háblales con toda la seguridad del caso, pero no
dudes porque eso es precisamente lo que ellos están esperando para lograr el
objetivo de intimidarte y de este modo bajar tu pretensión real.
Ciertamente
algunos de estos personajes al principio resultan intolerables, pero recuerda
los casos pasan, pero los abogados seguimos viéndonos diariamente, así que
evita hacer de tus casos problemas personales con otros abogados, en realidad
no vale la pena porque más adelante de repente te toca negociar de nuevo con
ellos, en mi opinión la mejor forma de tratar a otro abogado sea cual fuere su
personalidad es con respecto y franqueza, y evitar a toda costa discusiones
acaloradas, ya que lejos de acercar a las partes, las alejan de modo que es
imposible acuerdo alguno por motivos más personales que legales, sin embargo,
no llegues al punto de sumisión para evitar un pleito, cuando es inevitable la
confrontación pues confronte con decisión, lamentablemente hay abogados que no
escuchan y por lo general es extremadamente difícil hasta el simple hecho de
conversar con ellos.
Entonces,
trata de evaluar el tipo de abogado o mejor dicho la personalidad del abogado
con el que tocará pelear o negociar y úsala a tu favor si es posible, recuerda
siempre que tú estás preparado para cualquier contrincante, repítetelo
mentalmente cada vez que puedas y disfruta en especial desarmar a los
emperadores romanos, ya que eso te convertirá en un Moisés, una especie de
enviado de Dios que viene a defender los derechos de sus clientes, eso hará que
día a día te sientas mucho más seguro de tí mismo, y al final encontrarás que
la mayoría de los abogados te respetarán y tus negociaciones serán más fáciles
de conseguir, así que demuéstrales que tú tienes derecho estar allí en el mismo
nivel que están todos los abogados litigantes.
Una
última cosa o más bien una petición sincera, no te conviertas tu mismo en emperador romano, no
intimides, no denigres, ni desestimes a
ningún colega independientemente de cómo se vista, de si sabe o no, o
simplemente porque no te gusta, porque eso te convertirá tarde o temprano en un
abogado arrogante y créeme, si hay algo de lo que no goza un abogado arrogante
es de la estima de sus colegas en el círculo que se desenvuelve, así que no se
te suba a la cabeza el éxito, porque en el ejercicio son mucho más importantes
las relaciones interpersonales, que el mismo éxito, en lo particular puedo
decir que he arreglado muchos casos sin siquiera pisar el tribunal, basta con
una llamada telefónica cordial entre colegas que hablan de derecho para
arreglar las cosas sin necesidad de pleito alguno.
Entonces
el Consejo:
excelente análisis Dr. muy acertado sus consejos, gracias por democratizar el conocimiento. saludos cordiales.
ResponderEliminar