lunes, 5 de enero de 2015

2.-El Emperador Romano

“Nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.”

Eleanor Roosevelt (1884-1962) Defensora de los derechos sociales y diplomática.

Recuerdo claramente mis primeros días como abogado, había una gran incertidumbre en mi, por primera vez en mi vida me sentía inseguro, asimilo graduarse de abogado al hecho de que te den unos guantes de boxeo, y te pidan pelear con cualquiera que salga al ruedo, ya que se supone que la Universidad te preparó para ello, cosa que no es para nada cierta, entonces te toca agarrar esos guantes y ver cuál será tu próximo contrincante y a echarle piernas, pero de repente es una persona que tiene muchas peleas ganadas y eventualmente podrá intimidarte al principio, por el hecho de que es algo nuevo para ti, es decir, tú conoce las leyes, pero no conoces el ring, y tu oponente por lo general conoce cada centímetro, y se siente como un emperador romano muy seguro de sí mismo y de poder ganarte sin ningún problema.

Mi primer caso como abogado me lo dio un buen amigo, que prácticamente se había rendido y pensaba que nunca iba a cobrar una deuda, resulta que había estado peleando por años pero no había podido hacer efectivo el cobro de su dinero, así pues, desde su punto de vista ya no tenía nada que perder y mucho que ganar, pero no estaba dispuesto a seguir pagando abogados para recuperar ese dinero, así que hizo un trato conmigo que consistía en que yo trataría de recuperar su dinero y a cambio él me daría un porcentaje de lo recuperado, entonces me puse los guantes y salí a buscar mi contrincante, resultó que era un emperador romano, un personaje muy trajeado, con prendas llamativas, profesor de una universidad importante, y había escrito varios libros de derecho, y me miraba como una gallinita que estaba entrando en su corral y él era el jefe.

Debo confesar que al principio tuve mis dudas sobre si lograría recuperar el dinero o no, pero igual no tenía nada que perder y como ya dije mucho que ganar, entonces tome una decisión y me propuse a mí mismo dejar de mirar el traje, las prendas y todo lo demás lujos y buscar una estrategia para qué este señor hiciera un acuerdo conmigo, lo curioso del caso es que no fue muy difícil llegar a un trato con él, en realidad lo más difícil fue sonreír a sus arrogantes palabras, ya que siempre traían un sarcasmo oculto, pero llegó un punto en que Yo estaba tan concentrado en el acuerdo que dejó de importarme eso y al final obtuve un trato justo para mi cliente, y hoy día 10 años después sigue siendo mi cliente porque se fomentó la confianza cuando la demostré que era capaz de lidiar con cualquier contrincante independientemente si era o no un emperador romano.

 Tal como un salón de clase, encontrarás todo tipo de personalidades en tu ejercicio, pero sobre todo encontrarás, muchos emperadores romanos, tratarán de intimidante, de minimizarte, de hacerte dudar de tus propios conocimientos, pero hoy puedo decirte la verdad de estos emperadores, según mi experiencia, la mayoría de ellos utiliza la arrogancia, el despotismo y el denigrar como un escudo, pero una vez quitada esa parafernalia, entonces son vulnerables por su propia arrogancia, sé por experiencia que mientras más arrogante es el abogado, pues mejor porque desestima la fuerza del oponente, entonces haz caso omiso de este tipo de abogados y concéntrate en hacer tu trabajo bien, muy pronto encontrarás que no hay  abogados buenos y abogados malos, hay abogados con razón y abogados sin razón, y eventualmente el que tiene la razón ganará ya sea que lleve traje al tribunal o no lo lleve.

Alguna vez leí en un libro, que las estadísticas han demostrado que en la india, los tigres de bengala cazan y comen mayor cantidad de pavos reales machos que pavos reales hembra, ¿sabes por qué?, pues muy sencillo recuerda el pavo real macho ostenta unas plumas muy coloridas, motivo por el cual los tigres pueden verles mejor, y de allí que qué atrapen a los machos, con mayor facilidad que a las hembras, entonces, ¿en que quieres convertirte tú?, en pavo real macho o en pavo real hembra, yo particularmente prefiero ser el tigre que los atrape a ambos, pero sin duda alguna disfruto mucho más cuando atrapó a un pavo real macho o emperador romano.

Seguro que has visto la película llamada “El patriota”, protagonizada por el Mel Gibson, yo la he visto cerca de 10 veces o más, y siempre la disfruto ya que en parte el mensaje que conlleva la misma, es para mí muy significativo, y es que el general inglés termina derrotado por la milicia minoritaria con motivo de su propia arrogancia, que no le permite tomar las decisiones correctas a pesar de tener una mente brillante para el arte de la guerra, algo similar pasa con los abogados del tipo emperador romano, con frecuencia su propia arrogancia no les deja ver que están equivocados, estoy seguro, de que si hacemos una estadística real de sus casos encontraremos que la mayoría han perdido más casos de los que dejan ver, así pues, que no te intimiden, déjales conocer tu pretensión bien fundamentada en derecho y háblales con toda la seguridad del caso, pero no dudes porque eso es precisamente lo que ellos están esperando para lograr el objetivo de intimidarte y de este modo bajar tu pretensión real.

Ciertamente algunos de estos personajes al principio resultan intolerables, pero recuerda los casos pasan, pero los abogados seguimos viéndonos diariamente, así que evita hacer de tus casos problemas personales con otros abogados, en realidad no vale la pena porque más adelante de repente te toca negociar de nuevo con ellos, en mi opinión la mejor forma de tratar a otro abogado sea cual fuere su personalidad es con respecto y franqueza, y evitar a toda costa discusiones acaloradas, ya que lejos de acercar a las partes, las alejan de modo que es imposible acuerdo alguno por motivos más personales que legales, sin embargo, no llegues al punto de sumisión para evitar un pleito, cuando es inevitable la confrontación pues confronte con decisión, lamentablemente hay abogados que no escuchan y por lo general es extremadamente difícil hasta el simple hecho de conversar con ellos.

Entonces, trata de evaluar el tipo de abogado o mejor dicho la personalidad del abogado con el que tocará pelear o negociar y úsala a tu favor si es posible, recuerda siempre que tú estás preparado para cualquier contrincante, repítetelo mentalmente cada vez que puedas y disfruta en especial desarmar a los emperadores romanos, ya que eso te convertirá en un Moisés, una especie de enviado de Dios que viene a defender los derechos de sus clientes, eso hará que día a día te sientas mucho más seguro de tí mismo, y al final encontrarás que la mayoría de los abogados te respetarán y tus negociaciones serán más fáciles de conseguir, así que demuéstrales que tú tienes derecho estar allí en el mismo nivel que están todos los abogados litigantes.

Una última cosa o más bien una petición sincera, no  te conviertas tu mismo en emperador romano, no intimides,  no denigres, ni desestimes a ningún colega independientemente de cómo se vista, de si sabe o no, o simplemente porque no te gusta, porque eso te convertirá tarde o temprano en un abogado arrogante y créeme, si hay algo de lo que no goza un abogado arrogante es de la estima de sus colegas en el círculo que se desenvuelve, así que no se te suba a la cabeza el éxito, porque en el ejercicio son mucho más importantes las relaciones interpersonales, que el mismo éxito, en lo particular puedo decir que he arreglado muchos casos sin siquiera pisar el tribunal, basta con una llamada telefónica cordial entre colegas que hablan de derecho para arreglar las cosas sin necesidad de pleito alguno.

Entonces el Consejo:

"Que no te intimiden los Emperadores Romanos…Conviértete en un Moisés…"

1 comentario:

  1. excelente análisis Dr. muy acertado sus consejos, gracias por democratizar el conocimiento. saludos cordiales.

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